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Luis Hernández - Mercurio o el tiempo que fue (y otros poemas)

Kenneth Patchen - Poemas

E. A. Westphalen - Belleza de una espada clavada en la lengua

el tao en albert sparrow

carlos alberto meda

Antología de poemas confiados -en dos entregas- por el autor c. 2000, con excepción de
la parte III, extraída de un desaparecido foro de internet donde fue publicado
el 17 de marzo de 2003.
Carlos Alberto Meda vive en Buenos Aires, Argentina.

 

 

 

 

I

 

II

 

III

 

 

 

 

 

 

I

 

 


bill está muerto

 

en el grupo brightness los borrachos son pocos / 96 grados los arrebatan de la diaria tormenta / vuelan desde puentes y andenes / Con alas quebradas / llevándose consigo un mes o cien años sin jack daniels / y una valija de insomnio / que se abre en vuelo y cae sobre la ciudad, en las vías del metro / mueren acurrucados llamando a la madre / que tiene la cara de la dueña de la pensión / porque dios no tiene rostro

 

 

 

 

bukowski

 

ustedes creen en lo mejor y en lo peor / en lo posible y en lo imposible / en lo ambiguo / en lo metálico / en las bayonetas / en el automóvil / en las grandes ligas / en pastillas y cremas / en una duda metódica / en la medicina / en las máscaras antigás / en los museos / en la escuela / Yo sólo creo en la nada / más absoluta / que el absoluto padre

 

 

 

 

el tao en albert sparrow

 

lunes

Una brasa en la hoguera / una gota en el río / un sonido en el aire / treinta metros debajo mío el sesenta va hacia el norte / llevando soledades sin respuestas


martes

hallé un gorrión descolgado del cielo / cáscara vacía / plumones al viento / en el desierto de mi terraza / sus ojos comidos por las hormigas / los alfileres de las patas parecían decirme: / de ángel caído nada / soy un pájaro muerto / en la mañana / de otro lunes de dios


miércoles

me lleno de humo / me fumo la paciencia / me tomo las horas / mientras veo un jazmín en el patio / la lluvia y el sol han caído siempre / y no ha perdido la calma


jueves

escribo un poema con letra cansada / soy lo escrito y la pluma / el filo y la herida / el nombre y lo nombrado / y una sombra en la pared


viernes

salgo a la calle convaleciente / un yeso en la lengua / un documento viejo y honrado / un joven argentino / adorador de símbolos patrios / marcha mi bandera y crucecita de plata / en un cuello de ahorcado / en un cuerpo muerto pendiendo de una soga bajo el sol de marzo


sábado

el gorrión se para en sus agujas / mira a todos lados con sus ojos lúcidos / busca, siempre busca alguna cosa / y vuela hacia otro patio / dejando huellas delicadas / en las baldosas mojadas o en el polvo / escritura indescifrable / lógica de vuelos y tejados / de alambres y vientos


domingo

en la noche / me acuerdo mirando estrellas a través del humo / de un encendedor / su llama misteriosa / tu cara iluminada / la juan b justo / el ruido de los neumáticos en la lluvia / un bar las luces / el frío antes del alba / cuando se usaban heladas / en la noche / siento que lo importante es lo que olvido / la escarcha que me quema el alma y cristaliza lágrimas / no lloradas a tiempo

 

 

 

 

el tango me pone triste

 

a veces escucho un tango / y siento que soy un tren perdido en Illinois / recorriendo viejas vías / pueblos abandonados / estaciones vacías / fantasmas de jefes y telegrafistas / sin maquinista ni pasajeros / sin guardas batidores caras de rope / sin revistas ni libros / espíritus de soperas desiertas mirando tristonas el polvo que las cubre / en medio del silencio / silbatos y campanas que suenan ante lo invisible

 

 

 

 

quentin compson

 

si pensaba en el suicidio / aspiraba el perfume de sus miles de neurosis / recordaba a Césare Pavese a Hemingway / se sentía heroico como Gary Cooper / repasaba las siete mil ochocientas cuatro maneras de abandonar este mundo / y las desechaba de a una / se lavaba las manos como un cirujano / se lavaba la vida y la peinaba con gomina / Se sentaba en un sillón y era uno más entre los retratos / ponía mi noche triste y sirviéndose algo / soñaba con una escopeta que nunca tendría

 

 

 

 

charlie

 

la virgen más importante / no fue maría / sino una muñeca china olvidada / una sombra oscura / al borde de jergones / con olor a semen, sudor y sangre / mercadería barata de ciegos / que saltaban del whisky a ella / sin conciencia de su sexo / sordomuda / atrapada en una calesita / todo mareo y zumbido / hasta su muerte / o ascensión / a los quince años

 

 

 

 

brannon

 

juntaba periódicos como quien acumula horas para vivir / amaba -creo- como yo los amaneceres y las calles vacías / los toldos multicolores con sombras para nadie / las mesas en el calor y el silencio / la soledad, la lluvia, perdedores y perseguidos / el tedio y la tristeza que viajaban por la radio / dios bendiga américa y los envases / en espera o suspensión / nada vendría nada pasaría / uno más -exactamente- / en medio del desierto de anuncios comerciales / ya entonces en Alabama o Adrogué

 

 

 

 

james randall

 

no llegó a camboya / no conoció mataderos / no supo de azules y colorados / no aprendió latín / es algo de lo que no hizo / pero lo pusieron en la torrecilla de un avión / a vomitar bombas sobre la noche la oscuridad de arrozales y bosques de alerces y pinos y padres e hijos / para putear y pedir perdón de por vida / escribiendo con el dedo del gatillo / en new york como en buenos aires hay randalls con nombres españoles / y el círculo termina en los ojos vacíos de quienes no leerán nunca poemas / ni sabrán de una rata en palermo o central park / ni pasearán amarrados a puestas de sol / quemados desde la raíz / muertos sin sepultura

 

 

 

 

sara teasdley

 

caerán bombas suaves sobre tu seca piel en llamas / sobre el jardín, la segadora, la heladera y la tv / caerán bombas suaves en la noche de halloween / en tu porche de medio siglo, en tu living y en tu luna de providence / en los cheques del college firmados por un extraño / sobre tus llantos ahogados en la vajilla barata de todos los días / sobre tumbas de amigos y padres / caerán bombas suaves / que no verás / sobre toda tu vida preguntándote para qué

 

 

 

 

exemption obedience full stop

 

Desprocésese / Séquese Sangre / Ciéguese pantanos ríos / que ya no son los mismos / Cítese a heráclito / Secuéstrese probatorias / Deséchese rogatorias / Oclúyase, obtúrese cloacas / Oblitérese depósitos de chatarra abandonados / abluciónese viejos garajes, edificios ministeriados en desuso, / almacenes olvidados / crematorios de hospitales / tortúrese, rotúrese, apisónese tierra abierta de camposantos y potreros / abróchese expedientes / arrójese al mar desde un avión / Eso. / Olvídese, refriéguese incontables trapos sobrantes / ropa sin naftalina / placares vacíos hechos leña / fregados y enjuagues / Incáutese / Repuéblese / Desnúblece / Acondiciónese / Ciérrese, cállese bocas hablantes / penas parlantes / Ocúltese lo actuado anúlese / Publíquese / Archívese / Desaparézcase

 

 

 

 

II

 

 


kundera

 

decir praga es ver la humedad dibujando mapas en los diarios viejos / en donde uno lee su pasado insoportable / una historia que supone aguda / única y leve como ese dos puntos hilito de agua que jugaba en la palma hace muchos años / como la crema palmolive que se fue ante nuestros ojos / entre amores y tumultos callejeros / como las sandías de un libro de cané frente a un hogar que ahora es refugio de alimañas que conviven con el polvo / y los restos de un bargueño con jugo de guindas y abuelos adentro mirando fascinados películas de bataglia / años después de las lágrimas / en un edificio condenado a la demolición en una calle sorprendentemente igual a otra de praga / como si juan mondiola viviera en praga / como si fuera a escucharse milongueando en el cuarenta / o un vals para mamá en las avenidas de praga / mientras el ruido ensordecedor de varias generaciones de historia se vienen abajo entre estatuas de lenin y jardines del soviet / con imágenes olvidadas de ácratas con pistolones a chispa / redes con comunicación cortada con su server supremo / para pensar dos puntos que gore vidal profetizó mesías / que era el nuevo dos puntos sin burro y palmas ni interrogatorios / que caifás se viste en versace / nuevos conceptos de la magia y la sospecha / cruel percanta susurrando entre fichas ya pagas y otras por venir / con cara de japonés sin héroes sin épica / nadie escribirá las sagas de los soldados muertos en una guerra sin nombre / a pesar de caer "como cae un hombre muerto" / con la foto de una mujer en un bolsillo y preguntas no formuladas en el otro / suponiendo que sólo haya dos / aceptar de esa percanta el trago con sabor a limadura de hierro y electricidad / con sabor a subte A / en la cara un chico que hace mucho dejó de ser / solo en medio de ciudades vacías / praga por caso

 

 

 

 

flushing, ny

 

Para qué hablar viejo de la vida / Para qué de fotos y tardes y soles / Que pasaron como el viento / Para qué preguntar por los sueños / Hoy llueve en flushing, NY / con la persistencia de la pena / la máscara del tango / Llueve en la mañana de flushing / y las gotas tímidas en la ventana del hotel / despiertan mis sueños / de ser otro

 

 

 

 

aniversario

 

De la mano del hartazgo / De la mano del dolor / De la mano de la ausencia / De la mano del abandono / De la sangre negra / De la que está en las piedras / De la que no se negocia / De la muerte de Doña Cándida / De la tapera de Belarmina / De las cruces en los senderos / Del vuelo de un cóndor / Del reflujo de las nubes / Del sinsentido y el horror / Del Alcibíades / De la escena final del rey Lear / De las cavernas del cáncer / Hola padre feliz aniversario / estoy muriendo solo en el monte

 

 

 

 

tía aurelia

 

Tía Aurelia caía seguido en la melancolía / bañada en lágrimas y sueños / radiada por el olvido / acostumbrada al paso rítmico de las horas muertas / en el monedero llevaba un pañuelito con lágrimas de 100 años / aurelia lloraba oyendo las flores abrirse en las macetas / un perro ladrando a otro entre los fondos / una piedra rodar junto al cordón / tan sensible y sola tan lejos del día hoy / y partió Aurelia y nadie estuvo / porque sus padres ya lo habían hecho / porque su hija buscaba al padre / porque sus amigas no supieron que pudieron haberlo sido / porque el patio siempre estuvo vacío y no habría diferencia / salvo para un gato callejero / que antes estaba solo porque quería

 

 

 

 

chau

 

Cierro los ojos como si hubiera viento / escucho a Satie / un tren lejano y melanco / que se hunde en espacios que imagino verdes y ocres / manoteo, juego con el revólver / miro el cielo y los tendederos ajenos / digo chau a todos / chau viejita malenas libros fasos / chau al whisky y a los bares / donde hablar fue sencillo / imagino que unos pájaros vuelan sobre unos terrenos de flores / en el bajo

chau entonces

 

 

 

 

III

 

 


vendrán lluvias

 

Quiero ver la guerra por tv madre / quiero verla con los comerciales / quiero tomar cerveza y contar las cifras / quiero ver todo lo que muestren / quiero que sea de día para ver la sangre / quiero tener algo de qué hablar / quiero ver edificios derrumbarse / quiero que me muestren la gente muriendo / con los cuerpos hechos pedazos / la muerte de animales sorprendidos / en misteriosos rituales milenarios / como muestra el national geographic / quiero verlos morir durmiendo, comiendo y copulando / ver gente que lee el periódico y salta en esquirlas / verlos acariciando a alguien y morir / Oh madre quiero que nos muestren a quienes sonríen o se enojan y mueren / o quienes doblan a la derecha y los alcanza un proyectil / o a quienes tienen un cáncer y afortunados mueren antes / a quienes arrojan una pelota al aire y no ven la caída / o agonizan en un hospital vomitando sangre / o pensando si pueden dónde estarán los pedazos de mi hijo / o los brazos de mi esposa los ojos de mi madre los de / ah si pudiéramos ver los pensamientos / Madre, padre, qué hermosa montaña de mierda / o sangre negra de pólvora y crudo / hemos construido y construimos racionalmente / qué hermosas pesadillas heredaremos al futuro / qué hermosas posmodernas públicas pesadillas / cegarán para siempre nuestras bellas tardes otoñales / donde las hojas secas son medida de nuestra sensibilidad / en plazas que ya hemos llenado de mendigos / que comparten su cena con las ratas / que también morirán sin entender nada

 

 

 

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