Un poema de Javier Sologuren, extraído de: Vida continua. Edición de Ricardo Silva-Santisteban. Academia Peruana de la Lengua, Lima, 2014.
EXTREMO HORIZONTE DE HARAPOS
FRUICIÓN DE INALTERABLES ESTAMBRES
Displicentes fantasmas se situaron exactamente al lado de los fogosos bronces de la sinfonía crepuscular en tanto que el mar siempre insomne avanzaba derribando las butacas con resuellos amargos de los que brotaban crispadas flores de vidrio. Medallas programas monóculos rosas y bandas (que solo podían ser presidenciales) fueron barridas lindamente y depositadas al pie de una columna votiva donde ardía (es un decir) un canto llano cuya altura medíase en millas naúticas y su extensión se producía en plumajes repentinos. Displicentes fantasmas (los mismos) tomaban purpúreos helados.
— Javier Sologuren
Extraído de Vida continua, Academia Peruana de la Lengua, Lima, 2014. (p. 403).