Agamben, locura y pandemia

Playa de Agua Dulce en Lima, Perú, observando los protocolos sanitarios en el marco de la pandemia del nuevo coronavirus. El ingreso es con una cita previa y carnet de vacunación. (Foto: ANDINA)

Fragmento de un artículo de Amador Vega comentando el último libro de Giorgio Agamben, que explora los 36 años que el poeta alemán Friedrich Hölderlin (1770-1843) vivió en una torre al borde del río Neckar, en la ciudad de Tubinga. Fue publicado el 30 de mayo de 2021 en el diario español La Vanguardia; y en el Semanario Universidad de la Universidad de Costa Rica.

El último libro, aún no traducido, del filósofo Giorgio Agamben (La follia di Hölderlin. Cronaca di una vita abitante) termina con estas palabras: “Desde hace casi un año vivo cada día con Hölderlin, en los últimos meses en una situación de aislamiento en la que no habría creído nunca llegar a encontrarme. Al despedirme ahora de él, su locura me parece totalmente inocente respecto de aquella en la que toda una sociedad se ha precipitado sin darse cuenta”.

La locura colectiva a la que se refiere el filósofo italiano es la generada entre todos nosotros a causa de la pandemia en que habitamos. Desde muy al comienzo, Agamben se pronunció críticamente1 –con vehemencia y para disgusto de muchos– acerca de las medidas adoptadas por las distintas administraciones para tratar de contener la expansión del virus en Italia.

Lo plasma en la edición ampliada de ¿En qué punto estamos?2 De pronto se activaron medidas que solo habían sido adoptadas durante las dos guerras europeas –ni tan siquiera entonces con tanta dureza– y que Agamben no dudó en calificar de “Estado de excepción”: primero confinamiento, después distancia social y, en definitiva, un aislamiento que amenaza con convertirse en hábito.

A esto hay que añadir todavía la diseminación del miedo, gestionado por los políticos y trompeteado apocalípticamente por los medios de comunicación, así como la creciente imposición, por parte de la ciencia, de un modelo de salud sostenido sobre el concepto de vida biológica, el cual se ha llevado por delante lo que quedaba de una idea de vida afectiva y espiritual.

(…)

Aquí toca citar de nuevo a Hölderlin: “Si intento deletrear la lección política que me ha parecido poder sacar de la vida habitante del poeta en la torre sobre el Neckar –continúa Agamben en la cita con la que hemos empezado–, quizá tan solo me queda balbucear y balbucear. No hay lectores. Solo hay palabras sin destinatario”. Pero la palabra, decía un viejo maestro alemán, tiene gran fuerza y, por eso, la locura de Agamben en su encierro con Hölderlin consiste en dar testimonio de esa locura: una palabra que no cura, pero salva.


Notas

  1. Una colección actualizada y multilingüe de estas intervenciones críticas está disponible en Aphelis.
  2. ¿En qué punto estamos? La epidemia como política; editado por Adriana Hidalgo en Buenos Aires, 2020. Existe un e-book libre, traducido y editado por Artillería inmanente.