Tres poemas de Elvira Hernández, extraídos de Los trabajos y los días. Antología. Edición y selección de Vicente Undurraga (Lumen, Santiago de Chile, 2016).
MATAPIOJOS
Nada queda de las libélulas
que tapizaron los parabrisas
en los años sesenta.
Los insecticidas les dieron
el toque final.
Las han reemplazado estas maquinillas
con aspas que mapean desde la altura
cómo fumigarnos como a piojos.
ÉPOCA CONTEMPORÁNEA
Así van las cosas.
Suman y se hacinan.
Rezuman.
Es tiempo de moscas cucarachas virus.
Tendré que forzar la puerta
las hojas
la tinta mental
y que puedan entrar los ángeles.
RESTOS
¿Encontraremos los pelos de la vergüenza
las escamas óseas de una verdad agrietada
la vértebra de nuestra historia?
¿Estará en algún lugar del territorio
la mano de la justicia o solo seremos pasto
y gente que escobilla sus trajes?
¿Algo de valientes plaquetas quedará
en la sangre fresca —algunas palabras—
O solo seremos pala de sepultureros?
Los niños corren en busca del Tesoro Escondido
de su Pasado.
……………………….. ¿Los detendremos?
………………………………………………………… Sí.
Los arrojaron al mar
Y no cayeron al mar
Cayeron sobre nosotros.
(marzo del 2001)
— Elvira Hernández
Notas:
* En el antepenúltimo verso del primer poema, dice el texto original: “Las han reemplazados…”. Corregimos esta presunta errata.
* Los dos primeros poemas figuran en las páginas 255 y 269 de la antología publicada por Lumen, correspondientes al poemario Pájaros desde mi ventana (2012-2016).
* El tercer poema figura en la página 190, correspondiente al libro Actas Urbe (2000-2008), y tiene la siguiente nota al pie: “Este poema no logró llegar a la contratapa de la revista Rocinante a pesar de los esfuerzos de Virginia Vidal. Originalmente se llamó ‘Poema sin nombre’.”