La disciplina del tiempo

Dark Roots | Raíces oscuras (1928). Fotografía de Paul Strand.

Cuatro poemas de Wendell Berry, escritor, activista y granjero estadounidense nacido en Kentucky en 1934. Extraídos de: The Selected Poems of Wendell Berry, Counterpoint, California, 1998. Originalmente publicados en los poemarios Openings (1968) y Farming: A Handbook (1970) por Harcourt Brace Jovanovich Inc.. La traducción al castellano es de Carlos Mayhua Terreros (inédita).

UNA DISCIPLINA

Giro hacia el holocausto, se aproxima
por todos lados, no hay otro lugar
adónde ir. Alboreando en tus venas
está la luz del estallido
que imprimirá tu sombra en piedra
como última broma desesperada
para preservarte en la oscuridad.
El hombre ha puesto su historia a dormir
en el motor de la fatalidad. Vuela
sobre sus sueños en la noche,
simiente abrasadora. O mira fijo en el fuego
consumido por la desesperación del hombre,
y se queda inmóvil, y espera. Y luego ve
al mundo continuar con la paciente labor
de sus estaciones, bordando cantos de pájaros
sobre sí mismo como para una boda, y siente
tu corazón dispuesto en la mañana
como un joven viajero, cuestionando al mundo
desde el beso de una muchacha hermosa.
Es la disciplina del tiempo pensar
en la muerte de todas las cosas,
y sin embargo vivir.

MATRIMONIO

para Tanya

Qué difícil es para mí, porque vivo
en la excitación por las mujeres
y tengo el deseo de ellas
como sal en la boca. Sin embargo
tú me has tomado y tranquilizado.
Has sido de tal forma una luz para mí
que las otras mujeres se han convertido
en tus sombras. Te aproximas
con la cercanía del sueño.
Y sin embargo no estoy tranquilo.
Se romperá. Se quedará abierta
y destripada. No será alcanzado
ni lograremos jamás
el descanso. Me vuelvo contra ti,
me alejo de ti, giro hacia ti.
Nos herimos, y somos heridos, y nos
tenemos el uno al otro para sanarnos.
Es la sanación. Nunca es completa.

2 DE FEBRERO DE 1968

En la oscura luna, en la nieve voladora, en la muerte del invierno,
la guerra extendiéndose, familias muriendo, el mundo en peligro,
camino la rocosa ladera, sembrando tréboles.

PARA CONOCER LA OSCURIDAD

Adentrarse en la oscuridad con una luz es conocer la luz.
Para conocer la oscuridad, anda a oscuras. Anda sin visión,
y encuentra que la oscuridad, también, florece y canta,
y es recorrida por pies negros y oscuras alas.

— Wendell Berry
Traducción de Carlos Mayhua Terreros (inédita)

Inteligencia Artificial, apocalipsis en camino

La última selfie, creada por Midjourney, módulo de Inteligencia Artificial generador de imágenes.

El 16 de enero de 2023, el músico australiano Nick Cave comentó una canción escrita ‘al estilo de Nick Cave’ por ChatGPT, el módulo de Inteligencia Artificial lanzado por la empresa OpenAI. Dice el coro de la canción, enviada a Cave por un fan llamado Mark desde Nueva Zelanda: “Soy el pecador, soy el santo / Soy la oscuridad, soy la luz / Soy el cazador, soy la presa / Soy el demonio, soy el Salvador”. Aquí, un fragmento de la respuesta publicada en la página The Red Hand Files. Y una canción de Cave: Skeleton Tree del disco homónimo de 2016.

Estimado Mark,

Desde su lanzamiento en noviembre del año pasado, muchas personas, la mayoría en estado frenético por una especie de asombro algorítmico, me han enviado canciones ‘al estilo de Nick Cave’ creadas por ChatGPT. Docenas de ellas. Me basta con decir que no siento el mismo entusiasmo por esta tecnología. Entiendo que ChatGPT está en su infancia, pero acaso esto sea el horror emergente de la Inteligencia Artificial – que estará por siempre en su infancia, ya que siempre tendrá más camino por recorrer, siempre hacia adelante y siempre con mayor rapidez. Nunca podrá ser replegada, o ser pausada, mientras nos conduce hacia un futuro utópico, tal vez, o a nuestra total destrucción. ¿Quién puede ser capaz de decirlo? Sin embargo, a juzgar por esta canción ‘al estilo de Nick Cave’, esto no pinta bien, Mark. El apocalipsis está en camino. Esta canción es malísima.

ChatGPT es, en este caso, la imitación como parodia. ChatGPT puede ser capaz de escribir un discurso o un ensayo o un sermón o un obituario pero no puede crear una canción genuina. Podría tal vez con el tiempo crear una canción que sea, en la superficie, indistinguible de una original, pero siempre será una réplica, una especie de farsa.

Las canciones emergen del sufrimiento, con lo cual quiero decir que se afirman en la interna y compleja lucha creativa del ser humano y, bueno, hasta donde sé, los algoritmos no sienten. (…)

Mark, gracias por la canción, pero con todo el amor y el respeto del mundo, esta canción es un fraude, una burla grotesca de lo que significa ser humano, y bueno, no me gusta nada — aunque, ¡espera!, releyéndola, hay una línea en ella que me habla directamente: “He sentido el fuego del infierno en mis ojos”, dice la canción “al estilo de Nick Cave”, y como que es cierto. He sentido el fuego del infierno en mis ojos, y es ChatGPT.

— Nick Cave
Traducido por contranatura.org


“Así es como las sociedades se convierten en despotismos”

Playas prohibidas. Agentes de la policía y el ejército en la playa de Agua Dulce en el distrito de Chorrillos, ciudad de Lima, el 1 de enero de 2021, cumpliendo la orden del gobierno de repeler a los veraneantes para evitar el contagio del nuevo coronavirus. (Foto: ANDINA/Vidal Tarqui).

El 30 de marzo de 2020, BBC Radio 4 propaló una entrevista con el jurista británico Jonathan Sumption, ex juez de la Corte Suprema del Reino Unido. Aquí un fragmento de la transcripción publicada en The Spectator, traducido por contranatura.org.

Entrevistador de la BBC Jonny Dymond: “Un vuelco histérico hacia un estado policial. Una vergonzosa fuerza policial entrometiéndose con escaso respeto al sentido común o a la tradición. Una sobrereacción irracional motivada por el miedo”. Estas no son acusaciones de activistas desorbitados; provienen de los labios de uno de nuestros más eminentes juristas, Lord Sumption, ex Juez de la Corte Suprema. Estuvimos hablando justo antes de salir al aire.

Lord Sumption: El verdadero problema es que cuando las sociedades humanas pierden su libertad, usualmente no es porque los tiranos las despojan. Usualmente es porque la gente voluntariamente renuncia a su libertad a cambio de protección contra alguna amenaza externa. Y la amenaza usualmente es real pero exagerada. Eso es lo que me temo estamos viendo ahora, la presión sobre los políticos ha provenido del público. Quieren medidas concretas. No se toman una pausa para pensar si las medidas funcionarán. No se preguntan si valdrá la pena pagar el costo que estas medidas acarrean. Quieren acción de cualquier forma. Y cualquiera que ha estudiado historia reconocerá aquí los clásicos síntomas de la histeria colectiva. La histeria es contagiosa. Estamos entrando en un estado de conmoción en el que exageramos la amenaza y dejamos de preguntarnos si la cura podría ser peor que la enfermedad.

Dymond: En un momento así, como reconoces, los ciudadanos buscan la protección y asistencia del Estado; no debería sorprendernos entonces que el Estado asuma nuevos poderes si es que responde. Es lo que se le ha pedido que haga, casi exigido.

Sumption: Sí, es totalmente cierto. No debería sorprendernos. Pero tenemos que reconocer que así es como las sociedades se convierten en despotismos. Y también tenemos que reconocer que este proceso conduce naturalmente a la exageración. Los síntomas del coronavirus son muy serios para aquellos que padecen otras enfermedades significativas, especialmente si son ancianos. Hay casos excepcionales en los que personas jóvenes han fallecido, que han recibido un montón de publicidad, pero los números son bastante pequeños. La evidencia italiana, por ejemplo, sugiere que solamente el 12% de muertes son atribuibles al coronavirus como principal causa de muerte. Así que esto es serio, sí, y es entendible que la gente clame al gobierno. Pero la verdadera pregunta es: ¿es esto lo suficientemente serio para justificar poner a la mayoría de nuestra población en prisión domiciliaria, destrozando nuestra economía por un periodo indefinido, arruinando negocios que a honestos y esforzados trabajadores les ha tomado años levantar, atando a las futuras generaciones con deuda, depresión, estrés, ataques cardiacos, suicidios y una angustia increíble inflingida a millones de personas que no son especialmente vulnerables al coronavirus y que sufrirán sólo síntomas moderados o ninguno en absoluto (…) ?

Dymond: El ejecutivo, el gobierno, de pronto tiene realmente mucho poder y enfrenta muy poco escrutinio. El Parlamento está en receso (…). ¿No hay mucho escrutinio, verdad?

Sumption: No. Ciertamente no hay mucho en el tema del escrutinio institucional. La prensa ha realizado cierto escrutinio, ha habido algo de buen periodismo retador, pero pienso que mayormente la prensa hace eco y de hecho ha amplificado el pánico general.

Dymond: Habrán personas escuchando que admiran tu sabiduría legal pero que también dirán: “bueno, él no es un epidemiólogo, no sabe cómo se transmite la enfermedad, no entiende los riesgos a los servicios de salud si esta cosa se sale de control”. ¿Qué les dices a ellos?

Sumption: A ellos les digo que no soy un científico pero que es el derecho y el deber de cada ciudadano buscar y mirar lo que los científicos han dicho y analizarlo por su propia cuenta y extraer conclusiones de sentido común. Todos somos perfectamente capaces de hacerlo y no hay ninguna razón particular para que la naturaleza científica del problema deba significar que renunciamos a nuestra libertad en las manos de los científicos. Todos tenemos facultades críticas y es sumamente importante, en un momento de pánico nacional, mantenerlas.

“Esta anomalía debe parar”

La policía griega reprime la manifestación realizada el 17 de noviembre de 2020 en conmemoración de la matanza de estudiantes en la Universidad Politécnica de Atenas, perpetrada por la junta militar el 17 de noviembre de 1973.

Este es el breve pronunciamiento del poeta Yorgos Seferis emitido el 28 de marzo de 1969 por el servicio mundial de la BBC. Fue publicado y comentado por Philippe Theophanidis en aphelis.net. La traducción al castellano es de Carlos Mayhua Terreros para contranatura.org.

“Hace largo tiempo tomé la decisión de mantenerme fuera de la política de mi país. Como intenté explicar en otra ocasión, esto no significaba en absoluto que fuera indiferente a nuestra vida política.

Desde entonces me he abstenido como regla, hasta el día de hoy, de tocar asuntos de ese tipo. Es más, todo lo que he publicado hasta inicios de 1967 y mi actuación posterior (no he publicado nada en griego desde que la libertad fue amordazada) ha mostrado clara y suficientemente ―así lo creo― mi postura.

Sin embargo, desde hace meses he sentido, dentro de mí y a mi alrededor, con intensidad creciente, la obligación de hablar acerca de nuestra actual situación. Con toda la brevedad posible, esto es lo que tengo que decir:

Han pasado ya casi dos años desde que nos ha sido impuesto un régimen que es totalmente perjudicial a los ideales por los que nuestro mundo ―y nuestro pueblo tan resplandecientemente― peleó durante la última guerra mundial.

Es un estado de sopor obligatorio en el cual todos los valores intelectuales que tuvimos éxito en mantener vivos, con agonía y trabajo, están a punto de hundirse en pantanosas y estancadas aguas. No sería difícil para mí comprender cómo un daño de este tipo no resultaría gran cosa para ciertas personas.

Cualquiera ha aprendido y sabe a estas alturas que en el caso de los regímenes dictatoriales el comienzo parece fácil, pero la tragedia espera, inevitablemente, en el final. El drama de este final nos atormenta, consciente o inconscientemente ―como en los coros inmemoriales de Esquilo. Cuanto más tiempo permanece la anomalía, más crece la maldad.

Soy un hombre sin ninguna filiación política, y puedo por lo tanto hablar sin miedo ni pasión. Veo delante de mí el abismo hacia el cual nos conduce la opresión que ha envuelto el país. Esta anomalía debe parar. Es un imperativo nacional.

Ahora retorno al silencio. Ruego a Dios que no imponga sobre mí una necesidad similar de hablar otra vez.”

Crónica de la Biblioteca de la Universidad de Princeton, vol. 58, no. 3, 1996-1997, p. 591: “Este es el pronunciamiento de Yorgos Seferis denunciando el régimen de los Coroneles. La traducción inglesa de Edmund Keeley está basada en una copia en papel carbón del original, en los Documentos selectos de Yorgos Seferis, División de manuscritos, libros raros y colecciones especiales, Biblioteca de la Universidad de Princeton”.


Comentario de Philippe Theophanidis:

El 21 de abril de 1967 hubo un golpe de estado en Grecia liderado por coroneles. Derrocaron al gobierno interino y cancelaron las elecciones generales programadas para el 28 de mayo del mismo año. Esta dictadura militar derechista duró siete largos años, desde 1967 a 1974. Llegó a ser conocida como “El régimen de los Coroneles”, “La Junta” o alternativamente “El Septenio”.

Yorgos Seferis (1900-1971) era en el momento uno de los más renombrados poetas griegos. Era también muy conocido internacionalmente desde que recibió el Premio Nobel de Literatura en 1963. No era percibido como una figura política, pero la situación en Grecia era ciertamente insoportable para él. El 28 de marzo de 1969 rompió su silencio y, con la ayuda del Servicio Mundial de la BBC, propaló el breve pero estimulante mensaje arriba traducido. Su pronunciamiento fue reimpreso después por varios diarios en Atenas.

La urgente y firme conclusión de su mensaje ―”Esta anomalía debe parar”― podría ciertamente ser interpretada por algunos hoy en día como un programa válido para enfrentar nuevas crisis. De hecho, la palabra usada por Seferis ―η ανωμαλία, “la anomalía”― significa ‘desigual’, ‘irregular’. (…) La plutocracia que algunos ven como la raíz de la crisis de la deuda en Grecia o la diferencia en la riqueza entre el 1% y el 99% que está en el origen del movimiento ‘Ocupa Wall Street’ son, propiamente hablando, anomalías. (…)

Leer el artículo completo, en inglés, en aphelis.net.

La nueva anormalidad es traumatizar a los niños

Niños en una escuela de la ciudad francesa de Tourcoing, forzados a observar el nuevo paradigma del “distanciamiento social”. (Foto: Lionel Top/Twitter/The Daily Mail).

Un fragmento de un texto de la periodista Vanessa Beele, quien a su vez cita otros comentarios, publicado en el blog The Wall Will Fall. Traducido por contranatura.org.

Con cada día que pasa, y con los efectos de las políticas del Covid-19 realmente materializándose, me quedo más profundamente perturbada por la transformación del mundo tal como lo conocíamos. Aunque esta “nueva normalidad” ha estado en la agenda desde hace un tiempo, me aterroriza la forma tan inmediata como la gente se ha entregado, aceptando como “normal” un ambiente tan traumático.

Me gustaría estar equivocada pero creo firmemente que esto es sólo el comienzo, que mucho más será expuesto e impuesto sobre nosotros. Si no despertamos y resistimos, perderemos nuestro mundo y estaremos subsistiendo en la distopía pronosticada por tantos que vieron este día llegar.

Esta no es una vida que quisiera para los niños. El consenso de los expertos médicos es que los niños no son afectados por el Covid-19, entonces cuál es la necesidad de estas medidas tan traumáticas. Sí, los niños pueden transportar el virus, esto es normal y la inmunidad colectiva es la única manera de fortalecer nuestros sistemas inmunológicos y de superar el virus – ¿o aceptaremos vivir bajo arresto domiciliario por el resto de nuestras vidas y someter a nuestros niños a estilos de vida tan antinaturales y abusivos?

Comentario de HE, un profesor de psicología:

“Las investigaciones demuestran que la interacción social no solamente es crucial para el desarrollo psicosocial sino también para el desarrollo cognitivo.” (…)

Comentario de Patrick Corbett, periodista retirado:

“He pasado mucho tiempo hoy pensando en la vida que teníamos con nuestra hija más joven cuando estaba en la escuela. Cuánto de nuestra vida giraba alrededor de ella. Además de su tiempo en las aulas, estaba en danza, karate, teatro. Jugó básketbol, voleibol y corría en la pista atlética. Su madre y yo pasamos incontables horas con ella apoyándola y sí, algunas veces era aburrido (¿tres horas de clase de danza?) pero mayormente lo disfrutábamos. Hicimos amistad con otros padres y llegamos a conocer y a preocuparnos por sus pequeños amigos. (…)

¿Y ahora quieren que abracemos una “nueva normalidad”? Donde nos paramos en puntos marcados a dos metros de distancia, donde los niños tienen que ser entrenados para tener miedo unos de otros, para que no se toquen, por los GÉRMENES. Donde no visitaremos a otras familias, donde los niños incluso tendrán que quedarse en casa y aprender a través de computadoras.

Los seres humanos son sobre todo animales sociales; el distanciamiento social es un anatema para nosotros. Muy literalmente nos matará a través de la soledad, el aislamiento y la depresión. Todo lo cual afectará ese increíble mecanismo en nuestros cuerpos – nuestro bendito sistema inmunológico.

Cada día, cada semana y, antes de que se den cuenta, cada año que pongan a sus niños a través de esta “nueva normalidad”, debilitarán sus cuerpos, sus corazones y su espíritu. Se marchitarán y se irán volando frente a sus ojos. ¿Esto no les asusta más que algo con lo que hemos vivido durante todo nuestro tiempo en este planeta?

Esta no es la plaga, ni la epidemia de gripe de 1918. Esta es, tal vez, a lo sumo, una gripe ligeramente más severa que la usual. La gripe mata, y también los accidentes de tránsito, el cáncer y las enfermedades cardiacas. Todo el que muere a cualquier edad se va demasiado pronto para sus seres queridos. Es en ese sentido que la muerte es trágica. Por lo demás, forma parte de la vida. Haríamos mejor en abrazar la vida que escondernos en casa por miedo a la muerte. Eso no es heroico, no importa cuánto el bufón de Boris Johnson diga que sí lo es.

Entonces, si no pueden reunir el coraje para luchar por su propia libertad para vivir, háganlo por sus niños”.


Rael Nidess realizó este comentario en el blog de Vanessa Beeley:

“Esto es triste más allá de lo comprensible. Presagia un mundo habitado por personas sin habilidades sociales, conexiones o empatía. Un mundo en el cual la única ‘figura paterna’ confiable es el Estado y sus subalternos. Un mundo en el cual el consenso ni siquiera tiene que ser ‘manufacturado’, porque ya es un hecho. Un mundo en el cual las acciones del Estado automáticamente se presumen razonables y racionales dado que ningún otro accionar puede ni siquiera ser concebible. Oh valiente nuevo mundo.”