La nueva anormalidad es traumatizar a los niños

Niños en una escuela de la ciudad francesa de Tourcoing, forzados a observar el nuevo paradigma del “distanciamiento social”. (Foto: Lionel Top/Twitter/The Daily Mail).

Un fragmento de un texto de la periodista Vanessa Beele, quien a su vez cita otros comentarios, publicado en el blog The Wall Will Fall. Traducido por contranatura.org.

Con cada día que pasa, y con los efectos de las políticas del Covid-19 realmente materializándose, me quedo más profundamente perturbada por la transformación del mundo tal como lo conocíamos. Aunque esta “nueva normalidad” ha estado en la agenda desde hace un tiempo, me aterroriza la forma tan inmediata como la gente se ha entregado, aceptando como “normal” un ambiente tan traumático.

Me gustaría estar equivocada pero creo firmemente que esto es sólo el comienzo, que mucho más será expuesto e impuesto sobre nosotros. Si no despertamos y resistimos, perderemos nuestro mundo y estaremos subsistiendo en la distopía pronosticada por tantos que vieron este día llegar.

Esta no es una vida que quisiera para los niños. El consenso de los expertos médicos es que los niños no son afectados por el Covid-19, entonces cuál es la necesidad de estas medidas tan traumáticas. Sí, los niños pueden transportar el virus, esto es normal y la inmunidad colectiva es la única manera de fortalecer nuestros sistemas inmunológicos y de superar el virus – ¿o aceptaremos vivir bajo arresto domiciliario por el resto de nuestras vidas y someter a nuestros niños a estilos de vida tan antinaturales y abusivos?

Comentario de HE, un profesor de psicología:

“Las investigaciones demuestran que la interacción social no solamente es crucial para el desarrollo psicosocial sino también para el desarrollo cognitivo.” (…)

Comentario de Patrick Corbett, periodista retirado:

“He pasado mucho tiempo hoy pensando en la vida que teníamos con nuestra hija más joven cuando estaba en la escuela. Cuánto de nuestra vida giraba alrededor de ella. Además de su tiempo en las aulas, estaba en danza, karate, teatro. Jugó básketbol, voleibol y corría en la pista atlética. Su madre y yo pasamos incontables horas con ella apoyándola y sí, algunas veces era aburrido (¿tres horas de clase de danza?) pero mayormente lo disfrutábamos. Hicimos amistad con otros padres y llegamos a conocer y a preocuparnos por sus pequeños amigos. (…)

¿Y ahora quieren que abracemos una “nueva normalidad”? Donde nos paramos en puntos marcados a dos metros de distancia, donde los niños tienen que ser entrenados para tener miedo unos de otros, para que no se toquen, por los GÉRMENES. Donde no visitaremos a otras familias, donde los niños incluso tendrán que quedarse en casa y aprender a través de computadoras.

Los seres humanos son sobre todo animales sociales; el distanciamiento social es un anatema para nosotros. Muy literalmente nos matará a través de la soledad, el aislamiento y la depresión. Todo lo cual afectará ese increíble mecanismo en nuestros cuerpos – nuestro bendito sistema inmunológico.

Cada día, cada semana y, antes de que se den cuenta, cada año que pongan a sus niños a través de esta “nueva normalidad”, debilitarán sus cuerpos, sus corazones y su espíritu. Se marchitarán y se irán volando frente a sus ojos. ¿Esto no les asusta más que algo con lo que hemos vivido durante todo nuestro tiempo en este planeta?

Esta no es la plaga, ni la epidemia de gripe de 1918. Esta es, tal vez, a lo sumo, una gripe ligeramente más severa que la usual. La gripe mata, y también los accidentes de tránsito, el cáncer y las enfermedades cardiacas. Todo el que muere a cualquier edad se va demasiado pronto para sus seres queridos. Es en ese sentido que la muerte es trágica. Por lo demás, forma parte de la vida. Haríamos mejor en abrazar la vida que escondernos en casa por miedo a la muerte. Eso no es heroico, no importa cuánto el bufón de Boris Johnson diga que sí lo es.

Entonces, si no pueden reunir el coraje para luchar por su propia libertad para vivir, háganlo por sus niños”.


Rael Nidess realizó este comentario en el blog de Vanessa Beeley:

“Esto es triste más allá de lo comprensible. Presagia un mundo habitado por personas sin habilidades sociales, conexiones o empatía. Un mundo en el cual la única ‘figura paterna’ confiable es el Estado y sus subalternos. Un mundo en el cual el consenso ni siquiera tiene que ser ‘manufacturado’, porque ya es un hecho. Un mundo en el cual las acciones del Estado automáticamente se presumen razonables y racionales dado que ningún otro accionar puede ni siquiera ser concebible. Oh valiente nuevo mundo.”

La madre de todos los espectáculos

Trabajadores migrantes en las afueras de una estación de autobuses en un suburbio de Nueva Delhi, buscando retornar a sus pueblos, tras quedarse sin trabajo por la cuarentena impuesta por el primer ministro Narendra Modi. (29 de marzo de 2020) (Reuters/Adnan Abid y Anushree Fadnavis)

Este es un fragmento de un artículo de la escritora Arundhati Roy, publicado el 3 de abril de 2020 en The Financial Times con el título The pandemic is a portal, traducido al castellano por contranatura.org.

El 24 de marzo, a las 8 pm, Modi apareció en televisión otra vez para anunciar que, desde medianoche, toda India estaría en cuarentena. Los mercados cerrarían. Todo transporte, público y privado, estaría prohibido. Dijo que tomaba esta decisión no sólo como primer ministro, sino como nuestro hermano mayor. ¿Quién más podía decidir, sin consultar con los gobiernos estatales que tendrían que lidiar con las consecuencias de esta decisión, que una nación de mil trescientos ochenta millones de personas sería clausurada sin ninguna preparación y con sólo cuatro horas de aviso? Sus métodos definitivamente dan la impresión de que el primer ministro de la India piensa en sus ciudadanos como en una fuerza hostil que necesita ser emboscada, tomada por sorpresa, y que nunca es digna de confianza.

Encerrados fuimos. Muchos profesionales de la salud y epidemiólogos han aplaudido esta decisión. Quizás tienen razón en teoría. Pero seguramente ninguno de ellos puede apoyar la calamitosa falta de planificación o preparación que convirtieron la cuarentena más grande y punitiva del mundo en el opuesto exacto de lo que debía lograr.

El hombre que ama los espectáculos creó la madre de todos los espectáculos.

Mientras un mundo aturdido miraba, India se revelaba a sí misma en toda su vergüenza – su brutal desigualdad estructural, social y económica, su cruel indiferencia frente al sufrimiento.

La cuarentena funcionó como un experimento químico que súbitamente ilumina cosas ocultas. Mientras tiendas, restaurantes, fábricas y la industria de la construcción cerraban, mientras las clases altas y medias se recluían en distritos cerrados, nuestros pueblos y megaciudades empezaban a expulsar a sus ciudadanos de la clase obrera —sus trabajadores migrantes— como a un excedente demasiado indeseable.

Muchas personas largadas por sus empleadores y arrendadores, millones de personas empobrecidas, hambrientas y sedientas, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, niños, personas enfermas, ciegos y discapacitados, sin ningún lugar adonde ir, sin transporte público a la vista, empezaron una larga marcha hacia sus casas en sus pueblos. Caminaron durante días, hacia Badaun, Agra, Azamgarh, Aligarh, Lucknow, Gorakhpur — a cientos de kilómetros de distancia. Algunos murieron en el camino.

Sabían que iban a casa para potencialmente moderar la inanición. Quizá sabían incluso que podrían llevar el virus con ellos, e infectar a sus familias, a sus padres y abuelos en casa, pero necesitaban desesperadamente un retazo de familiaridad, refugio y dignidad, así como comida, si es que no amor.

Mientras caminaban, algunos fueron brutalmente golpeados y humillados por la policía, encargada de hacer cumplir estrictamente el toque de queda. Hombres jóvenes fueron obligados a arrastrarse y a saltar como ranas a lo largo de las autopistas. En las afueras del pueblo de Bareilly, un grupo fue arreado y fumigado con aerosoles químicos.

Pocos días después, preocupados de que la población que escapaba pudiese esparcir el virus a los pueblos, el gobierno selló las fronteras estatales incluso para los caminantes. Personas que habían estado caminando durante días fueron paradas y obligadas a regresar a los campamentos en las ciudades que se habían visto obligadas a abandonar.

Entre gente mayor, todo esto evocó memorias de la transferencia de población de 1947, cuando la India fue dividida y Pakistán nació. Excepto que el éxodo actual ha sido motivado por divisiones de clase, no de religión. Aún así, no son estas las personas más pobres de la India. Estas son personas que tenían (al menos hasta ahora) trabajo en la ciudad y casas a las que regresar. Los desempleados, los sin techo y los desesperados permanecieron donde estaban, tanto en las ciudades como en el campo, donde profundas tensiones crecían mucho antes de que esta tragedia ocurriese. A lo largo de estos horribles días, el ministro del Interior Amit Shah permaneció ausente de la vista pública.

Cuando las caminatas empezaron en Delhi, usé un pase de prensa de una revista para la que frecuentemente escribo para conducir hacia Ghazipur, en la frontera entre Delhi y Uttar Pradesh.

La escena era bíblica. O tal vez no. La Biblia podría no haber conocido números como estos. La cuarentena para imponer el distanciamiento físico había resultado en lo contrario — compresión física en una escala impensable. Esto es cierto incluso dentro de los pueblos y ciudades de la India. Las vías principales pueden estar vacías, pero los pobres son sellados en estrechos cuartos atestados en villas y tugurios.

Cada uno de los caminantes con los que hablé estaba preocupado por el virus. Pero era menos real, estaba menos presente en sus vidas que la amenaza del desempleo, el hambre y la violencia de la policía. De todas las personas con las que hablé ese día, incluyendo un grupo de sastres musulmanes que sólo unas semanas antes habían sobrevivido ataques islamófobos, las palabras de un hombre me conmovieron especialmente. Era un carpintero llamado Ramjeet, que planeaba caminar toda la ruta hacia Gorakhpur, cerca a la frontera con Nepal.

“Quizás cuando Modi decidió hacer esto, nadie le contó de nosotros. Quizás no sabe de nosotros”, dijo.

“Nosotros” significa aproximadamente 460 millones de personas.

© Arundhati Roy 2020
Traducido por contranatura.org


* Existe otra versión en castellano, del artículo completo, en La Jornada.

“Las consecuencias políticas creo que son peores”

El ejército y la policía controlan el acceso al Complejo de Mercados en la ciudad de Piura, norte del Perú, el 17 de abril de 2020. (Andina/Municipalidad de Piura)

El 9 de mayo de 2020, Sofía Benavides y Darío Mizrahi publicaron en Infobae una entrevista con Johan Giesecke, médico y profesor emérito del Instituto Karolinska de Estocolmo, asesor del Ministerio de Salud de Suecia durante la pandemia del Covid-19, y quien se desempeñó como jefe de Epidemiología desde 1995 a 2005 en el país escandinavo. Aquí un breve fragmento de la entrevista.

Casi todos los países del mundo impusieron alguna forma de confinamiento estricto, no uno suave como el sueco. ¿Por qué cree que un enfoque tan duro fue elegido por tantos gobiernos y por qué Suecia no creyó que fuera apropiado?

Porque no hay evidencia científica para la mayoría de las restricciones que están tomando los países. Creo que para los políticos es importante mostrar fortaleza y acción, y observo que ese es un motivo importante para las cuarentenas estrictas. En Europa sucede que los países se siguen unos a otros. Cuando el país X ve que el país Y hizo algo, dicen ‘tenemos que hacer lo mismo, tenemos que establecer esa restricción’. Hubo una carrera entre los políticos.

Pero es cierto que en muchos casos hay epidemiólogos que les recomiendan a los políticos tomar esas medidas. ¿Hay discrepancias entre los expertos en ese punto?

Sí, y es precisamente porque hay poca ciencia, así que nadie sabe. Hay algunas cosas que sí sabemos científicamente, como que lavarse las manos es bueno. Lo sabemos desde hace 150 años. También sabemos que debemos mantener cierta distancia social, es decir, no acercarnos demasiado a otras personas. ¿Pero el resto? Nadie sabe si cerrar las escuelas va a tener algún efecto. Lo mismo con el cierre de fronteras, o con no permitir que la gente esté al aire libre. Muchos países le han dicho a la población que se quede en sus apartamentos. Es extraño, porque es agradable estar afuera y uno debería hacerlo. La infección se propaga muy poco estando al aire libre. De hecho, el riesgo es mucho menor.

¿Hasta qué punto cree usted que un enfoque como el de Suecia, que hace hincapié en la responsabilidad individual, podría funcionar en países con mayor desigualdad, pobreza y menor cohesión social, como podría ser la Argentina, pero también en otros países de América Latina?

La gente no es estúpida. Si se le explica qué es lo mejor para ellos y qué es lo mejor para la gente que los rodea, generalmente cumplirán con lo que se les indica. Y tampoco es necesario que todos cumplan con eso, mientras una mayoría siga las recomendaciones de las autoridades. Creo que funcionaría también en Argentina, y de cualquier manera creo que sería mejor que la policía controlando las calles.

Hay mucho debate acerca de la tasa de mortalidad del virus. Usted dijo recién que en Argentina podrían morir 15 mil personas. Pero cerca de 32 mil murieron en 2018 por neumonía e influenza, según estadísticas del Ministerio de Salud. En otros países, en cambio, el coronavirus ya mató más gente que la gripe estacional. ¿Cuál es la verdadera tasa de mortalidad de la COVID-19?

Yo creo que la tasa de mortalidad de la COVID-19 es bastante similar a la de una temporada de gripe, dudo de que sea muy diferente.

Usted ha dicho anteriormente que la cuarentena extrema es un riesgo para la democracia. ¿Por qué?

Porque es una situación en la que los hombres y las mujeres fuertes ven una oportunidad de obtener más poder. Por ejemplo, hoy Hungría tiene un dictador, Viktor Orbán, y pasa en otros países, también en el Reino Unido, por ejemplo, los gobiernos quieren lograr más poder, y podría también pasar en América Latina. Es una oportunidad para que aquellos que quieren poder, lo consigan. Y yo creo que ese es el mayor riesgo de esta pandemia. Por supuesto que la enfermedad y las muertes son un gran riesgo, pero las consecuencias políticas creo que son peores.

Sin embargo, quienes hoy se oponen a las cuarentenas y restricciones en todo el mundo no parecen ser grandes defensores de la democracia… Por ejemplo, los grupos de republicanos armados en Estados Unidos, que sostienen que el confinamiento es una mentira que debe terminarse para priorizar la economía.

Tienes razón, no es tan simple. Y del otro lado, también creo que muchos defensores de la democracia realmente están apoyando las decisiones de sus gobiernos sobre los bloqueos, los cierres y las cuarentenas. La verdad es que no puedo explicar por qué sucede de esta manera, pero realmente me preocupa mucho el futuro, en términos políticos.

© Infobae
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“Nada puede justificar esta destrucción de la vida de la gente”

Ciudadanos afectados por la cuarentena, en el distrito de Tambogrande, Piura, norte del Perú, en la madrugada del 27 de abril de 2020, esperando afuera de una agencia bancaria con la esperanza de cobrar un bono del gobierno. (Fuente: El Regional de Piura)

El 22 de mayo de 2020, Yoram Lass, médico e investigador científico, ex director general del Ministerio de Salud de Israel, fue entrevistado por Fraser Myers para la revista Spiked, sobre la pandemia del COVID-19. La traducción es de contranatura.org

Spiked: Usted ha descrito la respuesta global al coronavirus como histeria. ¿Puede explicarlo?

Yoram Lass: Es la primera epidemia en la historia que es acompañada por otra epidemia: el virus de las redes sociales. Este nuevo medio ha lavado el cerebro de poblaciones enteras. El resultado es miedo y ansiedad, y la incapacidad de observar datos reales. Y así tienes todos los ingredientes para una histeria monstruosa.

Es lo que se conoce en ciencia como retroalimentación positiva, o efecto de bola de nieve. El gobierno teme a sus electores. Por lo tanto, implementa medidas draconianas. Los electores ven las medidas draconianas y se vuelven incluso más histéricos. Se alimentan mutuamente y la bola de nieve crece y crece hasta llegar a territorio irracional. Esta no es más que una epidemia de gripe, si te importa ver los números y los hechos, pero la gente en estado de ansiedad es ciega. Si yo estuviese tomando decisiones, intentaría darle a las personas los números verdaderos. Y jamás destruiría a mi país.

¿Qué nos dicen los números, según lo ve?

La tasa de mortalidad atribuida al coronavirus es falsa. La mayoría de gente no está muriendo del coronavirus. La causa de muerte está siendo cambiada en el registro. Si los pacientes murieron de leucemia, de cáncer metastásico, de enfermedad cardiovascular o Alzheimer, ellos ponen coronavirus.(1) Además, el número de personas infectadas es falaz, porque depende del número de pruebas. Cuanto más pruebas haces más personas infectadas obtienes.

El único número que importa es el número total de muertes, por todas las causas, no solamente coronavirus. Si miras esos números verás que cada invierno tenemos lo que se llama un exceso de mortalidad. Es decir, durante el invierno más gente muere comparada con el promedio, debido a la temporada regular de epidemias de gripe, de las que nadie se preocupa. Si miras la ola del coronavirus en un gráfico, verás que se ve como un salto. El coronavirus viene muy rápido, pero se va también muy rápido. La ola de la influenza es más pequeña porque toma tres meses en pasar. Si cuentas el número de personas fallecidas en términos de exceso de mortalidad —que es el área bajo la curva— verás que durante la temporada del coronavirus hemos tenido un exceso de mortalidad que es aproximadamente 15% más grande que la epidemia de gripe normal en 2017.

Comparado con ese incremento, las medidas draconianas son de proporciones bíblicas. Cientos de millones de personas están sufriendo. En los países en vías de desarrollo muchos morirán de hambre. En los países desarrollados muchos morirán por el desempleo. El desempleo es mortalidad. Más personas morirán por las medidas adoptadas que por el virus. Y las personas que mueren por las medidas son los proveedores de los hogares. Son más jóvenes. Entre la gente que muere por el coronavirus, la edad promedio es a menudo más alta que la esperanza de vida de la población. Lo que se ha hecho no es proporcionado. Pero la gente tiene miedo, les han lavado el cerebro. No prestan atención a los hechos. Y eso incluye a los gobiernos.

¿Las cuarentenas tienen algún efecto positivo en la seguridad de las personas?

Cualquier experto razonable —esto es, cualquiera menos el Profesor Ferguson del Imperial College que habría encerrado a todos cuando tuvimos la gripe porcina— te dirá que la cuarentena no puede cambiar el número final de personas infectadas. Sólo puede cambiar la tasa de infección. Y la gente argumenta que cambiando la tasa de infección y “aplanando la curva”, hemos evitado el colapso de los hospitales. Te he mostrado los costos de la cuarentena, pero estos fueron los argumentos en favor de ella. Pero mira a Suecia. Sin cuarentena y sin colapso de hopitales. El argumento en favor de la cuarentena colapsa.

¿Por qué algunos países han sufrido mucho más que otros por el COVID-19?

Por ejemplo, puedes comparar Italia con Israel. En Medio Oriente, este virus realmente no está funcionando. Hay dos razones. Una es que hay una población muy joven, y la otra es el clima diferente. En la latitud de 50 grados, donde está Europa, y 40, que es el noreste de Estados Unidos, el virus es mucho más viable. Italia tiene la población más vieja del mundo, con excepción de Japón. Los italianos son también intensos fumadores y personas muy sociables, siempre abrazando y besando. Si miras los números, en 2017 murieron 25 mil italianos por complicaciones de la gripe. Ahora tienes alrededor de 30 mil muriendo por el coronavirus. Así que es un número comparable. No deberías arruinar un país por números comparables.

¿Cómo ha sido en Israel?

En Israel, tenemos dos capas de miedo. La histeria es similar a la del resto del mundo. Sin embargo, tenemos un primer ministro que ha sido resucitado por el coronavirus, añadiendo otra capa de miedo. No creo que exista otro primer ministro que haya hablado acerca del coronavirus en términos de la Peste Negra medieval, el Holocausto y el Fin de la Humanidad. ¿Boris Johnson ha mencionado a la Peste Negra? No lo creo. Esta es la situación especial en Israel.

¿Cómo se compara el coronavirus con pandemias pasadas?

Si miras en los años 50, tuvimos la gripe asiática. En los 60, hubo la gripe de Hong Kong. Estas fueron peores que esta pandemia. También, mira la historia de la gripe porcina en 2009, que empezó exactamente igual que el coronavirus. Un nuevo virus se originó en México. No había vacuna y causaba mucho temor. Se esparció por todo el mundo. Infectó a mil millones de personas. Un cuarto de millón de personas murieron. Pero no hubo cuarentena, Ferguson, nada; la gente estaba más interesada en la crisis económica que golpeó un año antes en 2008. No tuvieron tiempo de darle atención a esta tontería.

¿Terminará pronto la pandemia?

El virus, como el virus de la influenza, se está despidiendo de Europa occidental, con seguridad. Lo mismo en Medio Oriente. En Estados Unidos, no lo sabemos todavía, deberíamos hablar dentro de un mes. Pero nada puede justificar esta destrucción de la vida de la gente. Es increíble.


(1) A mediados de marzo de 2020, el profesor Walter Ricciardi, asesor científico del Ministro de Salud de Italia, reportó que "en una reevaluación del Instituto Nacional de Salud, solamente el 12% de los certificados de defunción mostraban una relación directa con el coronavirus". La edad promedio de los fallecidos era 79.5 años. Así lo consigna un informe del Centro para una Medicina Basada en la Evidencia de la Universidad de Oxford. (N. del T.)

“Esta cuarentena está haciendo un daño enorme”

El 17 de mayo de 2020, la BBC realizó una breve entrevista a Jonathan Sumption, ex Juez de la Corte Suprema de Justicia del Reino Unido, quien criticó desde el comienzo la estrategia de una cuarentena general para enfrentar la pandemia del COVID-19. Aquí la transcripción, traducida por contranatura.org

Estamos con el ex Juez de la Corte Suprema de Justicia, Lord Sumption, quien hoy(1)ha escrito un artículo en el Sunday Times sobre la cuarentena y la estrategia del gobierno de reducir las restricciones. Bienvenido, Lord Sumption.

Buenas tardes.

Su artículo hoy calificó de tímidos a los ministros por la estrategia de apertura que están tomando. ¿Por qué?

Porque me parece que no existe un propósito real en continuar con la cuarentena, más allá de evitar las críticas del público. Uno entiende por qué los políticos no quieren ser criticados pero es la marca de un estadista estar preparado para mantener firmeza por el interés nacional y no simplemente salir corriendo ante la opinión pública, especialmente cuando, en un sentido, tú mismo has creado esa opinión pública al aterrorizar los días de las personas durante las últimas ocho semanas tratando de persuadirlos de que esta es una epidemia mucho más virulenta de lo que en realidad es.

La actual lógica de la cuarentena es incoherente. Digo esto porque la lógica anterior era que debías esparcir las infecciones sobre un período más largo y así permitir que los hospitales se den abasto. Por eso había ese eslógan “Protejan al SNS”. Bueno, han eliminado esa parte del eslógan y lo han hecho por buenas razones que fueron explicadas en el documento publicado el lunes. Actualmente el Sistema Nacional de Salud ha más que duplicado sus unidades de cuidados intensivos. Es un logro impresionante del gobierno pero necesitan seguir la lógica de ello.(2)

El hecho crucial es que su documento acepta que el COVID-19 estará con nosotros por largo tiempo. Ese es el más probable desenlace y es consistente con la ciencia; una vez que un virus se ha asentado en una población simplemente no desaparece hasta que suficientes personas se han expuesto a la enfermedad para adquirir inmunidad, o hasta que una vacuna aparece. Así es que, cuando la cuarentena termine, sea cuando sea, el virus aún estará allí esperando por nosotros.

De hecho, y entonces, justo al inicio de esta entrevista, cuando dijo que hay una falta de propósito, el propósito ahora mismo para el gobierno es mantener baja la tasa de infección para que el sistema de salud pueda darse abasto, y estamos en un punto en que para fines de abril hubo un exceso de mortalidad de 50 mil casos de los cuales 36 mil fueron directamente relacionados al COVID-19, es un poco difícil(3)saber cuál fue la causa de los otros casos pero la evidencia es clara, ¿no? Este virus ha tenido un terrible impacto en la población.

No, la evidencia no es clara en ese sentido. Más del 90% de los casos son casos en los cuales el certificado de defunción muestra múltiples causas de muerte y el coronavirus fue sólo una de ellas. Este es un virus que ataca a personas con muy serias y preexistentes vulnerabilidades, y eso es consistente con todo el análisis estadístico, y particularmente…

Pero no hubiesen muerto necesariamente ahora, ¿no? Hubieran podido vivir por muchos años.

No, no por muchos años, es decir, casi todas estas personas son muy mayores y padeciendo muy serias enfermedades, suficientemente serias para ser mencionadas como causa de muerte en los certificados. La abrumadora mayoría de ellos hubiera muerto un poco después pero no mucho después, de todas maneras.

Entonces qué propone ahora, ha dicho que el enfoque actual de apertura es tímido y que carece de propósito. ¿Qué estrategia le gustaría ver?

Lo que ahora propongo es que la cuarentena debe ser totalmente voluntaria. Depende de nosotros, no del Estado, decidir qué riesgos vamos a correr con nuestros propios cuerpos. Ahora, la respuesta clásica que la gente da es que saliendo a las calles y a las tiendas y a otras cosas vas a infectar a otras personas, pero tú no tienes que tomar ese riesgo, puedes voluntariamente confinarte, no tienes que salir a las calles, no tienes que salir a las tiendas, la gente que se siente vulnerable puede autoconfinarse y el resto de nosotros puede entonces seguir adelante con sus vidas.

Nunca hemos vivido en un mundo libre de riesgos, y nunca viviremos en un mundo libre de riesgos. Vamos a tener que vivir con el COVID-19 porque va a estar alrededor por un largo tiempo hasta que alguien encuentre y pruebe con éxito una vacuna.

Entonces qué opción tomaría usted, en este sistema enteramente voluntario que propone, qué opción tomaría para usted mismo y para los miembros de su familia.

Bueno, yo tomo mis decisiones y otros miembros de mi familia tomarán las suyas. Pero mi decisión sería vivir una vida perfectamente normal. Si los pubs estuviesen abiertos ahora, iría a un pub lleno de gente sin ninguna duda, si los cines estuviesen abiertos iría sin dudarlo, porque esta es…, para una abrumadora mayoría de gente sin enfermedades serias preexistentes, esta es una epidemia muy leve.

En los documentos publicados por la Oficina del Gabinete evaluando el riesgo nacional hicieron una lista con todas las pandemias desde 1918, y la mortalidad de la actual pandemia está abajo, al final, debajo de todas las otras, y yo tomaría muy contento ese riesgo, absolutamente.

Imaginemos que usted fuese portador del virus, que fuese asintomático, y que siguiera haciendo su vida normal, y fuese al cine y se sentara al lado de alguien que se contagie el virus de usted y muera, ¿pensaría que es parte del riesgo cotidiano, y que está bien para ellos tomarlo?

Bueno, depende de ellos si quieren tomar ese riesgo. Yo estaría corriendo el riesgo de contagiarme el virus, si ellos fuesen asintomáticos. Y yo estoy preparado para correr ese riesgo. Ellos no tienen por qué ir al cine; si no están preparados a correr ese riesgo, presumiblemente no irían. Tenemos derecho a correr riesgos con nuestras propias vidas, especialmente cuando, básicamente, la vida sólo es valiosa si estás preparado para involucrarte en actividades sociales que inevitablemente conllevan un riesgo. Eso es parte de la vida.

¿Ha cumplido con las reglas de la cuarentena?

Sí.

¿Completamente?

Sí.

A regañadientes, parece.

Bueno, desapruebo la cuarentena, llámelo a regañadientes si quiere, pero acato la ley porque no deseo poner un arma en las manos de gente como usted.

(Se ríe, titubea) Quiero decir, estoy realmente interesada en cómo se compara lo que usted propone con la manera en que ha vivido su vida en estas últimas semanas. Pero me pregunto si usted piensa que cualquiera podría hacer…

Escuche, he sido un vocero público de un particular punto de vista, y no voy a socavar mi propia posición ignorando la ley.

Sólo me pregunto si piensa que en un sistema enteramente voluntario, la gente tomaría decisiones sensatas. El Primer Ministro ha puesto énfasis en el buen juicio del pueblo británico, pero ¿usted piensa que somos una sociedad que puede tomar decisiones sensatas como individuos y al mismo tiempo proteger la salud pública como un todo?

Sí, por supuesto que lo somos. Somos adultos, somos una sociedad sofisticada, e indudablemente habrá algunos que no tomen decisiones sensatas, pero no puedes recluir a toda la población simplemente porque una pequeña minoría no es muy sensata con su propia seguridad.

¿Entonces qué le diría a la gente que ha protestado contra la cuarentena en sitios como Hyde Park, en Londres?

Pienso que si se oponían a la cuarentena, tengo algo de simpatía por ellos. Esta cuarentena está destruyendo el sustento de muchos en una escala masiva. Está haciendo un daño enorme y según lo veo nunca ha valido la pena imponerla, según los nada impresionantes resultados que se le pueden atribuir directamente.

Lord Sumption, muchas gracias.


(1) El 17 de mayo de 2020, en The Sunday Times, con el título: Set us free from lockdown, ministers, and stop covering your backs (Libérennos de la cuarentena, ministros, y dejen de cubrirse las espaldas). (N. del T.)

(2) En cambio la lógica actual es, como señala Jonathan Sumption en el artículo arriba citado, "blindarnos del riesgo de contagio". Se impone así el paradigma de que "los humanos son un peligro biológico", en palabras de una ejecutiva de la industria de la Inteligencia Artificial. (N. del T.)

(3) En realidad no es tan difícil. Hay un exceso de mortalidad que no se puede atribuir a la enfermedad del COVID-19, sino al estado de pánico generado por ella y a la propia cuarentena. The Guardian ha informado que el 80% de personas fallecidas en sus casas desde el inicio de la pandemia no murieron por el COVID-19; y The Telegraph, en un artículo titulado "No podemos seguir ignorando el exceso de muertes causado por la cuarentena", señaló un descenso del 23% en el número de personas acudiendo a las emergencias de los hospitales. Un informe del British Medical Journal aseveró, el 13 de mayo, que sólo un tercio del exceso de muertes fuera del sistema hospitalario en Inglaterra y Gales puede ser explicado por el COVID-19. (N. del T.)